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Antes de continuar, es importante tener claro qué es la noción de eficiencia energética. Se trata de un término que suele emplearse en el sector de la construcción, pero también de la ecología, de la transición energética, del aislamiento e incluso de la habitabilidad. Por otra parte, se trata de un concepto cada vez más mediatizado y con motivo: mejorar el rendimiento energético se ha convertido en algo fundamental. Se trata de un asunto de la mayor importancia tanto para el bolsillo de los usuarios como para la salud del planeta.
El rendimiento energético describe la cantidad de energía que consume un edificio al cabo del año. Este consumo de energía dependerá de la calidad de la construcción y también del aislamiento de sus equipos energéticos y de su modo de funcionamiento.
Dicho de otro modo, mejorar el rendimiento energético de un edificio equivale a reducir su consumo anual de energía para obtener un óptimo confort térmico. El rendimiento energético estará por tanto ligado a la eficiencia energética, ya que son interdependientes el uno del otro.
El rendimiento energético de un edificio se calcula sobre criterios cuantitativos como la calefacción, el agua caliente, la luz, la ventilación y el sistema de refrigeración.
Los datos también sirven como indicadores numéricos cuantitativos. Se trata de características técnicas del conjunto de las diferentes instalaciones energéticas, la exposición solar del edificio, el aislamiento térmico calor/frío, la concepción de las instalaciones, y su disposición teniendo en cuenta las variaciones climáticas, la cantidad de energía autoproducida y el clima interior del edificio.
Todos estos datos se compilan para deducir el rendimiento energético de los edificios y viviendas. El análisis se traduce finalmente a un formato DRE: el diagnóstico de rendimiento energético. Una herramienta que permitirá comprender en unos segundos dónde se sitúa la vivienda o edificio en materia de consumo energético y de emisiones de gas de efecto invernadero.
El DRE se implementó en el contexto de la política energética instaurada por la Unión Europea para disminuir el consumo de energía de los edificios, así como las emisiones de gas de efecto invernadero. El diagnóstico de rendimiento energético o DRE se ha convertido, por tanto, en un elemento obligatorio para las viviendas en venta desde el mes de noviembre de 2006, y para las viviendas en alquiler, desde el mes de julio de 2007.
El DRE ofrece una valiosa información al comprador, al inquilino e incluso al vendedor y al arrendatario:
El diagnóstico de rendimiento energético tiene como fin concreto informar con precisión sobre el rendimiento energético de una vivienda o inmueble. Para ello, evalúa su consumo de energía, así como sus emisiones de gas de efecto invernadero.
Sobre este DRE, que se ha convertido en un trámite absolutamente obligatorio, encontramos datos concernientes al edificio o alojamiento, como, por ejemplo: su superficie, orientación, aislamiento de los muros o los materiales que lo componen. También se evalúa el conjunto de los diferentes equipamientos: instalaciones conectadas a la calefacción, a la producción del agua caliente sanitaria, a la refrigeración y a la ventilación.
A, B, C, D, … ¡y hasta G!: mientras más económico es un alojamiento, más al principio del alfabeto está la letra que lo califica. En el mismo sentido, este etiquetado también sirve para calificar la emisión de gases de efecto invernadero. Sin duda, ya habremos visto estos esquemas de letras y colores: es el diagnóstico de rendimiento energético o DRE.
En todo el mundo, el consumo energético de las viviendas ha aumentado enormemente en las últimas décadas. Por ese motivo, mejorar su eficiencia energética es un factor esencial y una necesidad: esto se encuadra perfectamente en el marco de la transición energética en el que España y el resto de países de la Unión Europea están comprometidos.
Antes de optar por una calefacción más potente o por subir la temperatura, es mejor comprender el funcionamiento de nuestro edificio y determinar su rendimiento energético gracias al DRE.
Después, suele ser prioritario comenzar por aislar eficazmente los tejados, muros, ventanas y puertas: es por estos lugares por donde se escapa el calor. El consumo excesivo suele ser el causante de la poca eficiencia energética de un edificio. ¿Por qué entonces no empezar por analizar las anomalías del sistema de producción de energía del edificio?: problemas de regulación, sistemas de calefacción obsoletos o sin mantenimiento, etc.
Pero eso no es todo. Cierto tipo de accesorios como, por ejemplo, los termostatos de ambiente o los programadores de la calefacción, también pueden ayudarnos a mejorar sustancialmente nuestro nivel de eficiencia energética y, por tanto, el rendimiento energético.
El termostado conectado e inteligente Netatmo le permitirá reducir su consumo energético y mejorar el confort eléctrico de su hogar. Un sistema excelente para la mejora del rendimiento energético de su vivienda, con un mejor control y gestión del calor.
La reducción del consumo energético y sus emisiones de gas de efecto invernadero han de ser una de las prioridades de todos los países. También resulta esencial la mejora del rendimiento energético de los edificios y la apuesta por las energías renovables.