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Solo los techos y tejados suponen más del 30% de las fugas de calor en las viviendas. Imagine la cifra que se puede alcanzar si además incluimos las fugas de calor que se producen por la fachada, paredes, puertas y ventanas: las paredes pueden hacer que el desperdicio de calor sea de hasta un 20% mientras que la pérdida de calor por las ventanas mal aisladas es de un 15%. Por todo ello, aislar bien las paredes, techos, suelos o tejados de los edificios y viviendas con aislantes frío/calor, tendrá una gran repercusión en nuestro consumo de energía y también en nuestro bolsillo.
Antes de realizar una gran inversión en un sistema de calefacción más potente, conviene tener en cuenta la opción del aislamiento térmico: de nada servirá poner la calefacción más alta si la mayor parte de ese calor se va a perder de inmediato a través de las paredes, puertas y ventanas. Si tenemos en cuenta que en España el consumo de calefacción supone más del 60% del consumo de energía total de la vivienda, esto resulta aún más evidente.
Se trata de algo muy simple: el aislamiento térmico de la vivienda limita en gran medida las pérdidas de calor y, por tanto, la necesidad de realizar un mayor consumo energético. Para la misma superficie y la misma temperatura, podremos disminuir de forma significativa la potencia de los radiadores. En conclusión: menos consumo, una factura mucho más económica y menos emisión de gases contaminantes (hasta un 80% menos).
Por otra parte, cuando se habla de eficiencia energética, no solo se trata de calefacción. El aislamiento térmico es tan interesante en invierno como en verano: cuando hace mucho calor en verano en el exterior, las paredes, tejados y puertas con un buen aislamiento térmico repelen el calor. Impiden que el frío de la climatización se escape por grietas y rendijas, por lo que consumimos menos electricidad.
Aislar bien la vivienda permite limitar el consumo de energía y, por tanto, reducir la emisión de gas con efecto invernadero. Esto a su vez supone contribuir contra el cambio climático. Por eso, el aislamiento acústico-térmico de las viviendas no solo es beneficioso para mejorar el confort en las viviendas sino también para preservar el medio ambiente. Obviamente, los resultados dependerán de la resistencia térmica de los aislantes elegidos. Sin embargo, hoy en día podemos encontrar fácilmente multitud de aislantes naturales y ecológicos. La más respetuosa con el medio ambiente sigue siendo la guata de celulosa, que se usa generalmente para aislar los tejados.
Desde hace varias décadas el gobierno de España anima a emprender obras para mejorar la eficiencia energética de las viviendas. Por su parte, los acuerdos de Kyoto han permitido que la mentalidad y las políticas públicas vayan avanzando: ¡aislar las viviendas y edificios jamás había sido tan rentable y conveniente para el bolsillo como en estos momentos!
Las personas que estén interesadas en el aislamiento térmico y acústico de sus viviendas y en buscar los mejores aislantes, sin duda ya habrán oído hablar del rendimiento energético o de la resistencia térmica R.
Sin entrar en demasiados detalles, (ya que las etiquetas de certificación y los profesionales lo explican muy bien) vamos a hablar de estos dos conceptos. Un producto aislante (lana de vidrio, algodón o lana mineral, por ejemplo), se caracteriza por su resistencia térmica R. Esta última varía en función de dos parámetros: el coeficiente de conductividad térmica del material y su espesor.
Estas nociones son relevantes desde el punto de vista legislativo. Para ser validado, el rendimiento térmico debe ser equivalente al nivel exigido. Esto indica que las normas aplicables serán verificadas por un laboratorio acreditado y que la fiabilidad de la producción estará garantizada por entidades independientes. La resistencia R del aislante elegido deberá ser de al menos 7 m2 k/W para poder beneficiarse de ciertas ayudas financieras para el aislamiento.
Podremos optar por un tipo u otro de aislante, en función de la parte de la vivienda que vayamos a aislar, de nuestras necesidades y de nuestras exigencias. Cada uno de ellos posee una relación calidad precio diferente. Algunos aislamientos térmicos son más ecológicos que otros y no siempre es posible instalar un aislante en particular sobre un techo específico. Por ejemplo, la madera es un buen aislante para las ventanas, pero no para los techos, del mismo modo que no utilizaremos lana de fibra de vidrio para aislar las paredes.
Un aislante térmico para el ahorro de energía puede ser sintético, mineral, natural, termo-reflector, o de “nueva generación” (tecnológicamente innovador). Los precios también variarán en función de su eficacia. La lana de vidrio sigue siendo, de lejos, el aislante térmico más utilizado en España ya que es el que ofrece la mejor relación calidad-precio.
Y si hay mucha variedad de aislante térmico para elegir (poliestireno extruido, celulosa, lana de roca o lana mineral, fibra de vidrio, poliestireno expandido, etc.,), también hay muchos tipos de técnicas, adaptadas a cada situación.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que para un aislamiento térmico más ecológico hay que elegir materiales naturales y eficaces incluso aunque sean más caros. Para aislar los tejados, todo dependerá si están amueblados o huecos: en este segundo caso será mucho más fácil y rápido realizar el aislamiento. En cualquier caso, el aislamiento se puede hacer por el exterior o por el interior. Aislar los muros también es posible tanto por el exterior como por el interior.
Por lo que respecta a los aislantes térmicos de las ventanas de la vivienda, todo depende de si se eligen de doble o de triple acristalamiento: la segunda opción obviamente será más eficaz para evitar las pérdidas de calor. Los materiales de la carpintería de las ventanas también son importantes: lo más recomendable es optar por carpinterías de PVC, aluminio o madera.
El aislamiento térmico de la vivienda es el primer paso para optimizar el consumo de energía. Como complemento perfecto, el termostato conectado e inteligente Netatmo le permitirá programar y controlar a distancia la temperatura de los radiadores para que su sistema de calefacción sea aún más eficiente.
Las personas que deseen realizar trabajos para mejorar el aislamiento térmico y la consiguiente eficiencia energética de su edificio o vivienda pueden acogerse a diferentes ayudas y subvenciones públicas. Algunas de ellas son las siguientes:
Como acabamos de ver, realizar el aislamiento térmico de nuestra vivienda es imprescindible para ahorrar energía. Muros y paredes, ventanas o puertas. ¡Todo debe estar bien aislado para que no entre ni salga el frío o el calor! Por un mejor confort y un mayor ahorro, ¡no dejemos que nuestra casa se convierta en un coladero por el que escapa nuestro dinero y el futuro del planeta!