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No todos los radiadores eléctricos compensan ya que muchos de ellos consumen mucha energía. El radiador de inercia se distingue de los otros radiadores eléctricos en que es mucho más eficaz, consume menos y ayuda a ahorrar.
Un radiador de inercia calienta el aire por convección y después acumula el calor producido que después irradiará a las paredes a través de una resistencia eléctrica y un núcleo calefactor. Este núcleo calefactor asegura la conservación del calor del radiador. Los núcleos pueden ser de hierro fundido, piedra, cerámica (el radiador de inercia cerámica es la mejor opción) o cualquier otro material refractario en el caso de una inercia “sólida” o “seca”.
Pero el corazón calefactor del radiador de inercia también puede ser un emisor térmico fluido por una inercia “líquida”: es el caso del radiador de aceite o de inercia fluida de los baños. En general, el fluido térmico dispone de una energía inferior a la inercia “seca” y, por tanto, los radiadores de inercia que utilizan este principio tienen un rendimiento menor.
Por último, el calor almacenado por el núcleo calefactor de los radiadores de inercia es difundido en forma de radiación infrarroja para ofrecer un calor homogéneo y persistente.
Cada vez más utilizados, tanto en apartamentos como en viviendas, los radiadores de inercia suelen usarse como calefactores de apoyo, aunque también pueden equipar ciertas estancias como calefacción principal.
Para elegir bien el modelo de radiador de inercia, hay que tener en cuenta:
Suele ser bastante larga ya que hablamos de un aparato resistente y robusto. Existen varios factores que podrán influir en su durabilidad: una buena instalación inicial (instalación correcta, en el lugar adecuado, y siguiendo las normas del fabricante), resulta esencial para una buena longevidad.
Elegir una marca conocida (Joule, AEG, Harverland, Nelia, SUVA, etc.), al comprar el radiador eléctrico de inercia también permite garantizar la calidad y también la posibilidad de encontrar técnicos de reparaciones en caso necesario. Aunque realmente no hay que hacer ningún tipo de mantenimiento especial para que los radiadores de inercia funcionen de forma correcta, es conveniente limpiar y eliminar el polvo de los emisores de calor de forma regular.
A modo de ejemplo, podemos decir que, por lo general, con un radiador eléctrico de inercia con una potencia de 1.000 vatios, podemos calentar una pieza bien aislada de unos 15m2, a una temperatura de 20º. Para condiciones climáticas en las que el frío es más crudo, habrá que utilizar un radiador de 2.000 vatios para conseguir el mismo nivel de calor.
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El radiador de inercia de doble núcleo (cerámico, de piedra, o hierro fundido) es la tecnología más evolucionada en materia de calefacción eléctrica. Ofrece algo menos de inercia que los radiadores clásicos de inercia de un solo núcleo, aunque sin embargo calienta la estancia con mayor rapidez: por lo general, bastan unos minutos cuando lo normal suele ser una media hora.
Obviamente, esta tecnología cuesta más cara, ¡algo comprensible vista la velocidad a la que los emisores de calor de estos radiadores pueden difundir el calor en cada estancia de la casa!
¿Qué ventajas tienen los radiadores eléctricos de inercia?
El precio de un radiador de inercia suele depender de la masa del aparato: mientras más macizo sea, mayor será su rendimiento y más elevado será su precio. El tipo de núcleo calefactor que tenga no suele influir demasiado en el precio. El elemento decisivo es, sobre todo, su masa ya que ésta será la que determine la cantidad de calor que puede acumular un radiador de inercia. La masa puede ser de entre 5 a 40 kg según el modelo.
Los radiadores de inercia de gama baja pueden ser una excelente solución como calefacción auxiliar. Suelen comercializarse a partir de los 100€ mientras que los más caros pueden sobrepasar fácilmente los 2.000€. Entre uno y otro modelo, podremos encontrar una extensa gama de radiadores eléctricos de inercia de buenas marcas, por un precio medio de 500€.
El precio de la instalación, hecha por un profesional, suele ser de unos 90€.
Los radiadores eléctricos de inercia no hacen que la calefacción eléctrica sea económica ni ecológica, a efectos de eficiencia térmica, aunque supone un gran avance en este tipo de tecnología. La excelente inercia de este tipo de radiadores eléctricos, los convierten en un sistema de calefacción interesante tanto para grandes como para pequeñas estancias… ¡aunque, de todas formas, hay que prestar atención al consumo de energía!